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22 mayo 2012

Mensaje del día de Wesak 2012

Lectura Registros Akashicos de la Tierra
realizada por Montserrat Tello el día 7 de mayo de 2012

La Tierra está en un proceso de nueva creación, está preparándose para nacer en la luz. Es un proceso largo que debe ser apoyado por los seres humanos que la habitan.
Al igual que la Tierra hace su proceso desde dentro, el ser humano debe colaborar desde dentro, desde su centro. No es posible la colaboración activa para aquellos humanos que no estén conectados a su corazón, el corazón es el único lugar donde se alberga la verdad.
Los seres humanos que realizan labores espirituales son muchos; no son todos los que están conectados a su corazón. Cuando el ser humano se conecta a su corazón se conecta automáticamente al corazón de la Tierra, al corazón del universo, al Creador, a la fuente original, y surgen otras verdades; es la única vía para que las verdades verdaderas salgan a la superficie. Las verdades buenas y verdaderas para el futuro de la humanidad no están en la superficie, están en lo más profundo del corazón humano, en ese lugar personal donde el ser humano está ligado a su alma; en ese lugar el ser humano puede escuchar la voz de su alma, su propósito aquí.
El planeta Tierra está invitando a los seres humanos, a todos sus habitantes, a participar de esta gran fiesta. La humanidad y su hogar están por celebrar una gran fiesta, la fiesta de la luz. Todos están invitados pero el planeta Tierra sabe que no todos acudirán.
Hay mucha debilidad todavía en el aspecto de la personalidad, hay muchas tentaciones que aún el ser humano tropieza en ellas una y otra vez, es una tarea difícil para el ser humano que no está conectado con su centro, es una cuestión de decisión, es una cuestión de voluntad. Todos los seres humanos encarnados en el planeta Tierra pueden participar de la fiesta de la luz; todos están alumbrados por el mismo sol, todos poseen un alma; la cuestión está en reconocer donde se encuentra su verdad.
Conforme los seres humanos se vayan uniendo en el corazón se irá formando una gran red armónica que formará la unidad a lo largo y ancho del planeta. Cada vez serán más; pero el ser humano está muy lento, está muy pesado, le pesan sus cabezas enormemente; la cabeza pesada le hunde los pies en el fango y apenas les permite caminar. Es un acto de voluntad sacar los pies del fango y comenzar a caminar por otro camino. El camino del corazón es firme, es seguro y va directo a la verdad; es un camino recto.
El propósito que debe tener el humano ahora en su cabeza es encender su bombilla interior, encender el ojo interior, la glándula central que todo lo ve; para poder ver a 360 grados, arriba, abajo, en todas las direcciones, en los distintos niveles que esta conformado el ser humano de los cuales participa aunque de manera inconsciente.
El ser humano necesita saber y confiar en su verdadera esencia; saber que es capaz, saber de sus poderes innatos, saber del poder de la intención, saber de la voluntad, saber del amor que le une al Creador, que le une al planeta que habita; solo necesita saber y ponerse en acción; no importa donde quiera mirar, no importa donde quiera huir, no tiene escapatoria.
El ser humano descendió al planeta Tierra, tomando forma física, ocupando su cuerpo físico, para experimentar la densidad, el amor y la belleza del planeta Tierra; es un largo tiempo de experimentar, ha habido mucho tiempo para experimentar, para aprender y para crecer; no se puede seguir siendo niño eternamente.
A nivel evolutivo se requiere de una maduración y de un desarrollo del discernimiento. Y en el discernimiento, el ser humano todavía es como un niño; se refugia en sus fantasías, cree en lo que le conviene creer para seguir acomodado en el caos, en el caos que no le da felicidad, que no le da plenitud, que no le da paz; pero le da posesiones materiales, disfrutes terrenales y placeres mundanos.
Cuando el ser humano cae en esta acomodación está provocando que se arroje sobre él y se precipite energía que distorsione y disturbe este estado; esta es la oportunidad que se le da al ser humano para que despierte, para que se de cuenta del caos y se mueva buscando el equilibrio nuevamente.
El equilibrio se encuentra en el centro; experimentar los dos lados de la balanza es necesario para el aprendizaje, para desarrollar el discernimiento; pero hay que avanzar, son los requerimientos del alma de cada ser encarnado. Ahora es tiempo de ir al centro de la balanza, de poner la aguja en el centro exacto, de detener el movimiento oscilatorio y pendulante; es momento para el recogimiento, para abrir el ojo interior, el ojo del centro, el ojo que todo lo ve, y abrir el corazón a la verdad absoluta, a la verdad universal, a la verdad positiva para toda la humanidad.
El tiempo de lo bueno y de lo malo está por finalizar y es el ser humano desde su centro que hará que esto carezca de sentido. Cuando todos los seres humanos se unan en un mismo propósito, en el propósito de amor y luz, cuando todos estén reunidos en un gran circulo, es que el siguiente paso se dará. Será una vuelta en espiral donde toda la humanidad se moverá hacia el siguiente nivel. No es un movimiento vertical, no es un movimiento en el tiempo, es un movimiento en la cualidad energética, en la vibración, es un cambio en la longitud de onda, es un cambio en la luz. El sol marcará las pautas.
Es importante que el ser humano se conecte a su sol interior, al sol que ilumina el planeta Tierra, al sol central de su galaxia, y que establezca un circuito cerrado. Todos son seres vivos. Es importante en este tiempo que el ser humano despliegue sus alas, abra su mente, vacíe su cabeza y se expanda al menos con su intención. En este momento de transición es importante que cada ser humano se visualice unido a su hogar, a su sol, a su galaxia y a su universo. Esto es sencillo, cerrando sus ojos puede conectarse con su sol interior y permitir que la luz se irradie hasta los confines del universo que habita, retomando y recogiendo toda la energía que recibe de todas las estrellas, de todas las galaxias, de todos los planetas, y las guarde en lo más profundo de su ser, visualizando su universo interior como algo infinito y eterno, sin barreras físicas y sin límites; visualizándose como energía única y exclusivamente.
Si el ser humano medita en su interior siendo consciente de las barreras y los límites de su cuerpo físico le resultará imposible expandirse. Es necesario en este tiempo que el ser humano mire en su interior reconociendo su universo interior, observando que cuando mira dentro de sí mismo puede ver lo mismo que si mira al cielo estrellado. En ese acto, automáticamente libera su espacio y puede expandirse de manera infinita y eterna. Cuando el ser humano práctica esta experiencia se va alejando del concepto de muerte.
Hay patrones de creencias totalmente destructivos para el ser humano; pueden hacer de su vida un desierto, pueden hacer de su vida un pozo oscuro del cual les resulta difícil salir. La idea de finito es dañina para el ser humano: no le permite expandirse, va ligada al concepto de muerte. El ser humano debe empezar a experimentar la eternidad, el vacío y el infinito; debe empezar a experimentar el no espacio y el no tiempo. En la medida en la que ponga su intención en estos nuevos conceptos es que los viejos conceptos van siendo borrados, van perdiendo fuerza hasta que desaparecen.
La mejor ayuda que puede recibir un ser humano es la ayuda de sí mismo. En la medida en que el ser humano es sincero consigo mismo esta ayuda es efectiva; en la medida en que el ser humano vive en el autoengaño, en la zona de comodidad, es inútil. En estas circunstancias de ceguera es que el ser humano hace precipitar las energías que vienen a sacarle de la zona de confort; es que provoca los conflictos en su vida para darse cuenta y tener la oportunidad de que algo necesita cambiar. No importa que estén en el camino correcto, lo importante es estar enfocado en el centro. Puedes estar en tu camino mirando al camino del vecino y esto no es fructífero, no hay posibilidad de avance, estarás en el camino pero estarás detenido.
No estamos hablando de que el ser humano necesite hacerse egocéntrico; estamos hablando de la necesidad de alinearse con su alma, con su voz interior, para poder caminar en la dirección adecuada, para poder cumplir el plan pactado antes de encarnar. Su alma fue la diseñadora del plan junto con el tribunal; el plan fue aprobado y el alma desciende; ahora solo queda cumplir la tarea, actuar.
Todos los seres humanos son asistidos desde los planos superiores por profesores espirituales, por seres queridos ya desencarnados y por maestros. El ser humano puede pedir asistencia en cualquier momento para tomar conciencia de que no está solo, de que no está abandonado en el planeta. Aun siendo un alma individual, forma parte de un gran colectivo de almas, de una gran conciencia colectiva, y está asistido. Lo único que desde aquí se requiere al ser humano es la escucha activa y la participación activa en el plan personal elegido. Desde aquí no se obliga a nadie a hacer esto o aquello, desde aquí no hay nada impuesto; el ser humano una vez encarnado es libre de hacer o deshacer, y de hecho son muchos los humanos que se dedican a deshacer.
Cuando hablamos de esto, estamos hablando de su plan personal, no del plan global. En el plan personal su deber es hacer y avanzar, madurar y seguir caminando hasta encontrar la luz nuevamente. Aunque el camino ante sus ojos parezca un camino recto es un camino en espiral. En el momento en el que el ser humano encuentra la luz y va directo a ella es que automáticamente se lanza al siguiente paso. El alma tiene que seguir su curso; si el ser humano se plantea desde la baja energía, desde la densidad de la materia, sacar el alma y perderla por otros caminos se encontrara en problemas.
El universo tiene capacidad para absorberlo todo, para fundir y fusionar cualquier tipo de energía, para reciclar cualquier residuo tóxico. El universo, el motor del universo es poderoso; para el ser humano sólo será cuestión de tiempo.
A los ojos del Creador no es posible el engaño; el Creador, el motor, no conoce el engaño. El engaño forma parte de los niveles de baja energía, de las bajas frecuencias de los lugares donde vibra débilmente la luz. Donde hay luz, solo hay luz.
Para el ser humano es importante que se sintonice con los ritmos: con el ritmo de su corazón, con el ritmo de la luna, con el ritmo de la estaciones; con todos los ritmos: con los ritmos del planeta, con los ritmos de la galaxia; es importante que se sienta parte de todos estos ritmos, realmente está vibrando en todos ellos, en todos los niveles de conciencia.
El aprendizaje en la luz y en la oscuridad es importante, es valioso, pero solo es un aprendizaje; es una etapa como la escuela infantil. Un adulto no puede seguir en la escuela infantil, debe ir progresando por sus distintas etapas de desarrollo. Ahora es tiempo de ser pacientes y de estar activos, de estar atentos, y de experimentar en el interior conectándose con el universo interior y con la verdad universal.
Aquí terminamos.

A tu servicio
Montserrat Tello

06 mayo 2012

 Celebrando Wesak con Cristo y Buda
  
"Ningún precio que se nos exija será demasiado elevado para ser útil a la Jerarquía en el momento de la Luna Llena de Tauro, el Festival Wesak; ningún precio es demasiado elevado para obtener la iluminación espiritual posible, particularmente en este momento.
Dwal Khul
El Festival Wesak se celebra en reconocimiento de un acontecimiento viviente actual. Se lleva a cabo anualmente, en el momento del plenilunio de Tauro, en el que se trasmite a la Tierra la bendición de Dios, por intermedio de Buda y de Su hermano, el Cristo.
Paralelamente al acontecimiento espiritual interno tiene lugar la ceremonia física externa, en un pequeño valle del Tibet, en los Himalayas. El sueño, leyenda o acontecimiento puede ser descripto como sigue: Existe un valle, situado al pie de los Himalayas tibetanos, a una altura bastante elevada, rodeada por montañas excepto hacia el noreste, donde existe una estrecha abertura. El valle tiene forma de botella con el cuello hacia el noreste, abriéndose hacia el sur. En el extremo norte cerca de la abertura hay una gran roca plana. No hay árboles ni arbustos en el valle, está cubierto de una alfombra de pasto duro. Las laderas de las montañas sí se encuentran tachonadas de árboles.
En el momento del plenilunio de Tauro comienzan a llegar peregrinos, hombres santos y lamas que se acercan ocupando la parte sur y central, dejando el extremo noreste relativamente libre. Allí según reza la leyenda, se congrega un grupo de Grandes Seres que son en la Tierra, los custodios del Plan de Dios para nuestro planeta y para la humanidad. Con su sabiduría, amor y conocimiento forman una muralla protectora para nuestra raza, tratando de guiarnos de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real, y de la muerte a la inmortalidad. Este grupo de conocedores de la divinidad, se sitúa en el confín del valle en círculos concéntricos, de acuerdo al grado de desarrollo iniciático, preparándose para un gran Acto de Servicio.
Delante de la roca mirando hacia el noreste, se hallan en niveles etéricos, esos Seres denominados "los Tres Grandes Señores": el Cristo, que se sitúa en el centro; el Señor de las formas vivientes, el Manú, que se sitúa a la derecha; y el Señor de la Civilización, el Maestro Rakoczi, que se halla a su izquierda. Sobre la roca descansa un cuenco de cristal lleno de agua.
Detrás del grupo de Maestros, Adeptos, iniciados y trabajadores avanzados en el Plan de Dios, se sitúan los discípulos y aspirantes del mundo en sus diversos grados y grupos, los que constituyen en esta época el Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. Algunos están presentes en cuerpo físico y llegan por medios comunes, otros se hallan presentes en sus cuerpos espirituales y en estado de sueño.
Al acercarse el momento de la Luna Llena, se produce una quietud entre la muchedumbre y todos miran hacia el noreste. A una señal dada, los Grandes Seres forman tres círculos concéntricos y empiezan a cantar. Cuando el cántico se ahonda y cobra más ritmo, los Visitantes etéricos se materializan y una figura gloriosa se torna visible en el centro de los círculos. Le llaman con varios nombres: Señor Maitreya, Bodhisattva, Cristo, Señor de la Paz y del Amor; es el Maestro de todos los Maestros que forman la Jerarquía planetaria para llevar a cabo la finalidad divina de este planeta.
El Cristo aparece vestido con un manto blanco puro, Su cabello le cae por los hombros en ondas. Tiene el Cetro de Poder en Su mano, que le diera el Anciano de los Días para esta ocasión. Ningún Maestro puede tocarlo salvo el Cristo, el Maestro de todos los Maestros. En cada extremo de este Cetro de Poder hay una gran empuñadura de diamante que irradia un aura azul y anaranjada de gran belleza. Los Iniciados que están en los tres círculos lo enfrentan en el centro, y cuando Él se torna más visible, todos Ellos se inclinan y cantan un mántram de salutación y afirmación.
Luego, estos círculos se convierten en un círculo solo y una cruz, en cuyo centro está el Cristo. Aquí nuevamente el cántico conmueve los corazones y las almas de los presentes, y descienden más alegría, paz y bendición sobre la muchedumbre.
El próximo movimiento es el triángulo dentro del círculo, en cuyo ápice está el Cristo. Está de pie cerca de la peña y coloca el Cetro de Poder sobre ella. En la peña el cuenco de cristal se ve con ornamentaciones doradas y guirnaldas de flores de loto cubren la roca y cuelgan de los rincones.
Después Ellos realizan otro movimiento que es un triángulo con tres óvalos que se entrelazan en el centro del mismo, donde está el Cristo. El movimiento siguiente es una estrella de seis puntas y luego la estrella del Cristo: el pentagrama o estrella de cinco puntas. Aquí el Cristo está en el ápice cerca de la peña; a su derecha el Manú, a su izquierda el Maestro Rakoczi, un Gran Ser en el centro y otros dos Grandes en las puntas inferiores de la estrella.
Están presentes los regentes de todos los tipos de energía: los Maestros Morya, Koot Humi, el Veneciano, Serapis, Hilarión, Jesús e Iniciados, discípulos y aspirantes espirituales; y aquí el cántico crea gran tensión en la muchedumbre y Cristo tomando el Cetro de Poder de la peña, lo levanta y dice:

" -- Presto, Señor, ven..."

Luego, pone nuevamente su Cetro de Poder sobre la peña durante unos pocos momentos antes de la Luna Llena, y los ojos de todos los presentes se vuelven hacia la peña. La expectación de la multitud aumenta y la tensión es mayor y crece constantemente. A través de la multitud parece sentirse un estímulo o vibración potente que tiene el efecto de despertar las almas de los presentes, fusionando y unificando al grupo, elevando a todos y realizándose un gran acto de demanda, ansia y expectativa espiritual. Es la culminación de la aspiración del mundo que se halla enfocada en este grupo expectante.
Pocos minutos antes de la hora exacta, en que tiene lugar el Plenilunio, se divisa a lo lejos un pequeño punto de luz en el cielo, que al acercarse se va transformando en un nítida silueta, que adquiere la forma de Buda sentado en su clásica posición de loto, envuelto en Su manto color azafrán, bañado en luz y color. Su mano derecha levantada en bendición. Cuando él llega a un punto sobre la peña, Cristo entona La Gran Invocación, y todos los presentes caen postrados tocando la Tierra con sus frentes.

Desde el punto de luz en la mente de Dios, que fluya luz a las mentes de los hombres, que la luz descienda a la tierra.
Desde el punto de Amor en el corazón de Dios, que fluya amor a los corazones de los hombres, que Cristo retorne a la Tierra.
Desde el centro donde la voluntad de Dios es conocida que el propósito guíe las pequeñas voluntades de los hombres, el propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos la raza de los hombres, que se realice el Plan de Amor y Luz y selle la puerta donde se halla el mal.
Que la luz, el amor y el poder restablezcan el Plan en la Tierra.


 Esta Gran Invocación crea una corriente estupenda de energía que inunda los corazones de los aspirantes, discípulos e Iniciados, y llega a... Dios. Este es el momento más sagrado del año, el momento en que la humanidad y la divinidad toman contacto. En el momento exacto de la Luna Llena, el Buda pasa a Cristo la energía de primer rayo -Voluntad- que Cristo recibe y cambia en Voluntad al Bien.
Cristo es el gran celebrante, extiende Sus manos, toma el cuenco, lo alza sobre Su cabeza y luego lo pone de nuevo sobre la peña. Entonces, los Maestros cantan himnos sagrados y el Buda, el Gran Iluminado, después de bendecir a la muchedumbre desaparece lentamente en el espacio.
Todo el ceremonial de la bendición, desde que Buda aparece en la lejanía, hasta el momento en que desaparece, dura solo 8 minutos. El sacrificio anual que realiza Buda por la humanidad ha concluído, retornando nuevamente a ese alto lugar donde trabaja y espera.
El Señor Buda posee su especial modalidad de energía que derrama al bendecir al mundo. Esta bendición es maravillosamente excepcional, por su autoridad y categoría, pues Buda tiene acceso a planos de la naturaleza que no se encuentran al alcance de la humanidad; y por lo tanto, puede trasmutar y transferir a nuestro plano la energía de planos superiores. Sin la mediación de Buda, esta energía no sería aprovechable pues su vibración es muy elevada y nos es imposible percibirla en los planos físico, emocional y mental. Así la energía que Buda difunde por su bendición, encuentra de esta manera, canales por donde circular, llevando aliento y paz a los capaces de recibirla.
Año tras año, Buda regresa para impartir Su bendición y tiene lugar la misma ceremonia. Cada año Él y Su hermano el Cristo, trabajan en íntima colaboración para beneficio espiritual de la humanidad. En estos dos grandes Hijos de Dios se han concentrado dos aspectos de la Vida Divina. A través del Buda fluye la Sabiduría de Dios, a través del Cristo el Amor de Dios se manifiesta a la humanidad, derramándose sobre ella en caso de la Luna Llena de Tauro.
En ese momento son posibles grandes expansiones de conciencia. Los discípulos e iniciados de todas partes pueden ser ayudados y estimulados espiritualmente, a fin de permitir al hombre, penetrar conscientemente en los misterios del Reino de Dios.
Siguiendo con la leyenda, cuando el Buda ha desaparecido, la multitud se pone de pie y Cristo distribuye el agua bendita a los Iniciados y a todos los que están presentes en el valle. Esta hermosa "ceremonia de la comunión del agua" nos insinúa simbólicamente , que la Nueva Era está ya sobre nosotros, la Era de Acuario, la del "Portador de Agua". El agua magnetizada por la presencia de Buda y Cristo, contiene ciertas propiedades curativas. Después de la bendición, la multitud se dispersa silenciosamente, encaminándose hacia sus lugares de servicio.
Tal es la leyenda detrás de este Festival, y también, tal es la realidad si nos atrevemos a creerla y si nuestras mentes están suficientemente abiertas y nuestros corazones suficientemen- te expectantes, como para reconocer su posibilidad. Estas idea requiere que ajustemos algunas de nuestras más caras creencias. Pero, si puede ser captada y comprendida, surgirá en nuestra conciencia la posibilidad de que la raza sea consciente de su propia divinidad, pudiendo desarrollar una Ciencia de Acercamiento a las fuerzas de la Vida y verdades más profundas que aún se hallan ocultas.
Hombres y mujeres del mundo guiados al unísono por Buda, que trajo la luz a Oriente y por Cristo, que reveló la luz a Occidente, pueden demandar y evocar una bendición y revelación espiritual tan intensas que en un futuro inmediato se pueda demostrar lo que tanto aspira la humanidad: "paz en la Tierra y buena voluntad entre los hombres". De esta manera podemos introducir una era de fraternidad y comprensión que permitirá al hombre disponer de más tiempo para que se dedique a buscar a Dios por sí mismo.

Texto: versión libre de varios autores: Alice A. Bailey, Torkom Saraydariam, C.W. Leadbeater