realizada por Montserrat Tello el día 7 de mayo de 2012
La Tierra está en un proceso de nueva creación, está preparándose para nacer en la luz. Es un proceso largo que debe ser apoyado por los seres humanos que la habitan.
Al igual que la Tierra hace su proceso desde dentro, el ser humano debe colaborar desde dentro, desde su centro. No es posible la colaboración activa para aquellos humanos que no estén conectados a su corazón, el corazón es el único lugar donde se alberga la verdad.
Los seres humanos que realizan labores espirituales son muchos; no son todos los que están conectados a su corazón. Cuando el ser humano se conecta a su corazón se conecta automáticamente al corazón de la Tierra, al corazón del universo, al Creador, a la fuente original, y surgen otras verdades; es la única vía para que las verdades verdaderas salgan a la superficie. Las verdades buenas y verdaderas para el futuro de la humanidad no están en la superficie, están en lo más profundo del corazón humano, en ese lugar personal donde el ser humano está ligado a su alma; en ese lugar el ser humano puede escuchar la voz de su alma, su propósito aquí.
El planeta Tierra está invitando a los seres humanos, a todos sus habitantes, a participar de esta gran fiesta. La humanidad y su hogar están por celebrar una gran fiesta, la fiesta de la luz. Todos están invitados pero el planeta Tierra sabe que no todos acudirán.
Hay mucha debilidad todavía en el aspecto de la personalidad, hay muchas tentaciones que aún el ser humano tropieza en ellas una y otra vez, es una tarea difícil para el ser humano que no está conectado con su centro, es una cuestión de decisión, es una cuestión de voluntad. Todos los seres humanos encarnados en el planeta Tierra pueden participar de la fiesta de la luz; todos están alumbrados por el mismo sol, todos poseen un alma; la cuestión está en reconocer donde se encuentra su verdad.
Conforme los seres humanos se vayan uniendo en el corazón se irá formando una gran red armónica que formará la unidad a lo largo y ancho del planeta. Cada vez serán más; pero el ser humano está muy lento, está muy pesado, le pesan sus cabezas enormemente; la cabeza pesada le hunde los pies en el fango y apenas les permite caminar. Es un acto de voluntad sacar los pies del fango y comenzar a caminar por otro camino. El camino del corazón es firme, es seguro y va directo a la verdad; es un camino recto.
El propósito que debe tener el humano ahora en su cabeza es encender su bombilla interior, encender el ojo interior, la glándula central que todo lo ve; para poder ver a 360 grados, arriba, abajo, en todas las direcciones, en los distintos niveles que esta conformado el ser humano de los cuales participa aunque de manera inconsciente.
El ser humano necesita saber y confiar en su verdadera esencia; saber que es capaz, saber de sus poderes innatos, saber del poder de la intención, saber de la voluntad, saber del amor que le une al Creador, que le une al planeta que habita; solo necesita saber y ponerse en acción; no importa donde quiera mirar, no importa donde quiera huir, no tiene escapatoria.
El ser humano descendió al planeta Tierra, tomando forma física, ocupando su cuerpo físico, para experimentar la densidad, el amor y la belleza del planeta Tierra; es un largo tiempo de experimentar, ha habido mucho tiempo para experimentar, para aprender y para crecer; no se puede seguir siendo niño eternamente.
A nivel evolutivo se requiere de una maduración y de un desarrollo del discernimiento. Y en el discernimiento, el ser humano todavía es como un niño; se refugia en sus fantasías, cree en lo que le conviene creer para seguir acomodado en el caos, en el caos que no le da felicidad, que no le da plenitud, que no le da paz; pero le da posesiones materiales, disfrutes terrenales y placeres mundanos.
Cuando el ser humano cae en esta acomodación está provocando que se arroje sobre él y se precipite energía que distorsione y disturbe este estado; esta es la oportunidad que se le da al ser humano para que despierte, para que se de cuenta del caos y se mueva buscando el equilibrio nuevamente.
El equilibrio se encuentra en el centro; experimentar los dos lados de la balanza es necesario para el aprendizaje, para desarrollar el discernimiento; pero hay que avanzar, son los requerimientos del alma de cada ser encarnado. Ahora es tiempo de ir al centro de la balanza, de poner la aguja en el centro exacto, de detener el movimiento oscilatorio y pendulante; es momento para el recogimiento, para abrir el ojo interior, el ojo del centro, el ojo que todo lo ve, y abrir el corazón a la verdad absoluta, a la verdad universal, a la verdad positiva para toda la humanidad.
El tiempo de lo bueno y de lo malo está por finalizar y es el ser humano desde su centro que hará que esto carezca de sentido. Cuando todos los seres humanos se unan en un mismo propósito, en el propósito de amor y luz, cuando todos estén reunidos en un gran circulo, es que el siguiente paso se dará. Será una vuelta en espiral donde toda la humanidad se moverá hacia el siguiente nivel. No es un movimiento vertical, no es un movimiento en el tiempo, es un movimiento en la cualidad energética, en la vibración, es un cambio en la longitud de onda, es un cambio en la luz. El sol marcará las pautas.
Es importante que el ser humano se conecte a su sol interior, al sol que ilumina el planeta Tierra, al sol central de su galaxia, y que establezca un circuito cerrado. Todos son seres vivos. Es importante en este tiempo que el ser humano despliegue sus alas, abra su mente, vacíe su cabeza y se expanda al menos con su intención. En este momento de transición es importante que cada ser humano se visualice unido a su hogar, a su sol, a su galaxia y a su universo. Esto es sencillo, cerrando sus ojos puede conectarse con su sol interior y permitir que la luz se irradie hasta los confines del universo que habita, retomando y recogiendo toda la energía que recibe de todas las estrellas, de todas las galaxias, de todos los planetas, y las guarde en lo más profundo de su ser, visualizando su universo interior como algo infinito y eterno, sin barreras físicas y sin límites; visualizándose como energía única y exclusivamente.
Si el ser humano medita en su interior siendo consciente de las barreras y los límites de su cuerpo físico le resultará imposible expandirse. Es necesario en este tiempo que el ser humano mire en su interior reconociendo su universo interior, observando que cuando mira dentro de sí mismo puede ver lo mismo que si mira al cielo estrellado. En ese acto, automáticamente libera su espacio y puede expandirse de manera infinita y eterna. Cuando el ser humano práctica esta experiencia se va alejando del concepto de muerte.
Hay patrones de creencias totalmente destructivos para el ser humano; pueden hacer de su vida un desierto, pueden hacer de su vida un pozo oscuro del cual les resulta difícil salir. La idea de finito es dañina para el ser humano: no le permite expandirse, va ligada al concepto de muerte. El ser humano debe empezar a experimentar la eternidad, el vacío y el infinito; debe empezar a experimentar el no espacio y el no tiempo. En la medida en la que ponga su intención en estos nuevos conceptos es que los viejos conceptos van siendo borrados, van perdiendo fuerza hasta que desaparecen.
La mejor ayuda que puede recibir un ser humano es la ayuda de sí mismo. En la medida en que el ser humano es sincero consigo mismo esta ayuda es efectiva; en la medida en que el ser humano vive en el autoengaño, en la zona de comodidad, es inútil. En estas circunstancias de ceguera es que el ser humano hace precipitar las energías que vienen a sacarle de la zona de confort; es que provoca los conflictos en su vida para darse cuenta y tener la oportunidad de que algo necesita cambiar. No importa que estén en el camino correcto, lo importante es estar enfocado en el centro. Puedes estar en tu camino mirando al camino del vecino y esto no es fructífero, no hay posibilidad de avance, estarás en el camino pero estarás detenido.
No estamos hablando de que el ser humano necesite hacerse egocéntrico; estamos hablando de la necesidad de alinearse con su alma, con su voz interior, para poder caminar en la dirección adecuada, para poder cumplir el plan pactado antes de encarnar. Su alma fue la diseñadora del plan junto con el tribunal; el plan fue aprobado y el alma desciende; ahora solo queda cumplir la tarea, actuar.
Todos los seres humanos son asistidos desde los planos superiores por profesores espirituales, por seres queridos ya desencarnados y por maestros. El ser humano puede pedir asistencia en cualquier momento para tomar conciencia de que no está solo, de que no está abandonado en el planeta. Aun siendo un alma individual, forma parte de un gran colectivo de almas, de una gran conciencia colectiva, y está asistido. Lo único que desde aquí se requiere al ser humano es la escucha activa y la participación activa en el plan personal elegido. Desde aquí no se obliga a nadie a hacer esto o aquello, desde aquí no hay nada impuesto; el ser humano una vez encarnado es libre de hacer o deshacer, y de hecho son muchos los humanos que se dedican a deshacer.
Cuando hablamos de esto, estamos hablando de su plan personal, no del plan global. En el plan personal su deber es hacer y avanzar, madurar y seguir caminando hasta encontrar la luz nuevamente. Aunque el camino ante sus ojos parezca un camino recto es un camino en espiral. En el momento en el que el ser humano encuentra la luz y va directo a ella es que automáticamente se lanza al siguiente paso. El alma tiene que seguir su curso; si el ser humano se plantea desde la baja energía, desde la densidad de la materia, sacar el alma y perderla por otros caminos se encontrara en problemas.
El universo tiene capacidad para absorberlo todo, para fundir y fusionar cualquier tipo de energía, para reciclar cualquier residuo tóxico. El universo, el motor del universo es poderoso; para el ser humano sólo será cuestión de tiempo.
A los ojos del Creador no es posible el engaño; el Creador, el motor, no conoce el engaño. El engaño forma parte de los niveles de baja energía, de las bajas frecuencias de los lugares donde vibra débilmente la luz. Donde hay luz, solo hay luz.
Para el ser humano es importante que se sintonice con los ritmos: con el ritmo de su corazón, con el ritmo de la luna, con el ritmo de la estaciones; con todos los ritmos: con los ritmos del planeta, con los ritmos de la galaxia; es importante que se sienta parte de todos estos ritmos, realmente está vibrando en todos ellos, en todos los niveles de conciencia.
El aprendizaje en la luz y en la oscuridad es importante, es valioso, pero solo es un aprendizaje; es una etapa como la escuela infantil. Un adulto no puede seguir en la escuela infantil, debe ir progresando por sus distintas etapas de desarrollo. Ahora es tiempo de ser pacientes y de estar activos, de estar atentos, y de experimentar en el interior conectándose con el universo interior y con la verdad universal.
Aquí terminamos.
A tu servicio
Montserrat Tello